El empresario y presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, llamó a la “reconciliación” tras conocer su suerte en el Congreso. / Archivo


El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, inició ayer la reorganización de su gabinete después de salvarse de ser destituido por el Congreso, pero quedó debilitado y tendrá que hacer un “cambio severo” en la conducción del gobierno, según analistas.

Tras una semana de incertidumbre política, que levantó nubarrones sobre la economía peruana, el mandatario superó el jueves los intentos de la oposición fujimorista de declarar la “vacancia” presidencial por “incapacidad moral”, tras ser acusado de mentir sobre sus vínculos con la cuestionada constructora brasileña Odebrecht.

“Se ha superado el proceso de vacancia, pero evidentemente no hemos superado una serie de elementos que la produjeron y, por lo tanto, queda en manos del presidente modificar la forma como ha gobernado”, dijo a la AFP el analista político Fernando Tuesta Soldevilla.

“El presidente ciertamente se salva, pero su imagen queda deteriorada”, añadió, indicando que el mandatario deberá hacer un “cambio severo” en sus relaciones con la oposición.

La destitución fue desestimada tras una sesión parlamentaria de 14 horas al conseguir sólo 79 votos, ocho menos que los necesarios. 19 legisladores votaron en contra y 21 se abstuvieron, entre ellos una decena de fujimoristas.

Tras salvar su mandato, Kuczynski llamó a la “reconciliación” y prometió iniciar un “nuevo capítulo” en la historia del país, mientras la aliviada cúpula empresarial peruana pidió evitar todo tipo de “triunfalismos”.

“Por lo pronto no hay que hacer bailecitos ni celebrar (...). Todos hemos perdido y todos hemos ganado”, declaró a la radio RPP el presidente del principal gremio empresarial, Roque Benavides.

El expresidente Ollanta Humala (2011-2016), bajo prisión preventiva también por el caso Odebrecht, se congratuló de que Kuczynski se salvara: “Salió adelante la estabilidad política del país”, escribió en Twitter.

 

Basombrío, el primero en dar un paso al costado

Kuczynski, un empresario de centro-derecha de 79 años apodado “El Gringo” y “PPK”, aceptó ayer la renuncia del ministro del Interior, Carlos Basombrío, la primera baja en el gabinete en medio de las turbulencias por Odebrecht.

Basombrío había presentado su renuncia el domingo mientras Kuczynski enfrentaba una tempestad política tras revelarse que empresas vinculadas a él habían recibido millonarios pagos por asesorías a Odebrecth, lo que indujo a la oposición a presentar la moción de vacancia presidencial.